Salsa holandesa sin limón

La salsa holandesa se considera una de las salsas madre de la gastronomía. Se prepara como una emulsión de yemas de huevo, mantequilla y zumo de limón.
En esencia, los ingredientes se parecen mucho a los de la mayonesa, pero el sabor y el aspecto son muy diferentes.
¿Para qué se utiliza la salsa holandesa?
¿Te gustan los huevos benedictinos? La salsa holandesa se utiliza más comúnmente como la clásica cobertura cremosa, amarilla y mantecosa que se utiliza encima de los huevos benedictinos en la mayoría de los restaurantes de desayuno.
Esta salsa tiene una textura casi aterciopelada, que acompaña perfectamente a las carnes blancas.
Para diferentes preparaciones de pescado asado, puedes poner dos cucharadas de salsa holandesa por encima, y llevarás tus platos a un nuevo nivel.
Como tiene un sabor bastante neutro, también se puede utilizar para hacer aderezos para ensaladas. Esta salsa es tan versátil y maravillosa que convierte unas simples patatas al vapor en una delicia.
Cuando la preparo, suelo hacer suficiente para guardarla en un tarro toda la semana. Debes guardarla en un tarro de cristal, limpio y seco, en la nevera.
¿Se puede hacer una salsa holandesa sin limón?
No siempre tenemos limones frescos a mano para estas preparaciones y, sinceramente, no merece la pena estropear una buena mantequilla con un limón viejo.
Si quieres hacer salsa holandesa, pero no tienes limones en casa, te recomiendo que la sustituyas por una cucharada de vino blanco para cocinar y una cucharada de vinagre.
El resultado es delicioso. De hecho, me gusta más esta variación que la versión tradicional.
Así que, ¡vamos a hacer nuestra salsa holandesa sin limón!
Cómo hacer salsa holandesa sin limón
Paso 1
El primer paso es aclarar la mantequilla. La mantequilla está compuesta por un 80% de grasa y un 20% de líquido. El proceso de clarificación consiste en separar el líquido de la grasa. Es la grasa la que queremos para la salsa holandesa.

Paso 2
Pon la mantequilla en un cazo pequeño a fuego lento durante unos minutos hasta que se derrita. No dejes que la mantequilla hierva. Una vez derretida, pon la mantequilla en una jarra medidora de cristal para poder extraer la parte grasa, que flota en la superficie.

Paso 3
Deja que la mantequilla repose, y luego retira la espuma que se ha formado en la superficie con un colador.

Paso 4
Calienta un bol. Si utilizas un cuenco de metal, usa un baño de agua, pero si es de cristal, puedes ponerlo en el microondas durante unos 30-40 segundos.

Paso 5
Coloca en el bol las yemas de huevo, el vinagre, el vino y una pizca de sal.

Paso 6
Con la batidora eléctrica, bate las yemas hasta que estén blanquecinas y espumosas. 7. Sin dejar de batir, añade la mantequilla clarificada, poco a poco, cayendo como un hilo, casi gota a gota.

Paso 7
Cuando hayas añadido casi toda la mantequilla, la salsa debería haber emulsionado y aumentado de volumen. El líquido blanquecino que queda en el fondo del tarro de la mantequilla se puede desechar.

Paso 8
Prueba la salsa y, si es necesario, añade una pizca de sal. Si quieres puedes añadir una pizca de pimienta. Procura mantener la salsa caliente hasta el momento de servirla. Para ello, puedes utilizar un baño María.

